Primeramente la calidad debe entenderse como un proceso de mejora
continua, en el que cada vez que se asciende, se va por más. La calidad abarca
todas las formas a través de las cuales la educación satisface las necesidades
y expectativas de sus clientes, de su personal, de las entidades involucradas,
(en educación se considera cliente al alumno y su familia).
Este aspecto importante del que hablé
anteriormente es el Liderazgo por parte de los directivos del
plantel educativo. Un buen líder es capaz de resolver problemas, de apoyar a su
personal y de hacer que la institución sea siempre reconocida por la calidad
educativa que posee, debe capacitar e involucrar a sus miembros, y que el mito
del líder individual que saca adelante a la tropa, ha dejado de ser creíble.
El hecho de decir que la mayor parte del camino para lograr la calidad
depende de un buen líder, no quiere decir que sólo el liderazgo sea el factor
primordial para ascender. Todos, alguna vez estuvimos involucrados en la
escuela primaria y sabemos que para ser reconocidos hay que trabajar en equipo
y dar nuestro mayor esfuerzo y dedicación.
Es por eso que se puede uno preguntar: ¿Por qué no ser yo una de los que contribuyan a mejorar la calidad en la educación?
Avanzar en la línea de calidad requiere de cambios internos y externos,
de trabajo en equipo y de una buena organización. Es por ello que la calidad de
las escuelas depende en gran medida de la competencia, dedicación y estilo de
liderazgo del equipo directivo.
Un buen líder es capaz de conseguir por todos los medios el mejoramiento
de su institución educativa.
Casi siempre el escuchar que una
escuela está completamente decaída, que no presenta una buena calidad de
educación, lo primero que nos llega a la mente es el nombre del director del
plantel, ¿y por qué no pensar en que los alumnos son los causantes de que no se
vea ninguna mejora en la escuela o que quizás el equipo de maestros no funciona
como debería ser?, ¿porqué no pensar que en ese problema están involucrados
padres y madres de familia o el sistema educativo?
En casi todos los estudios de efectividad escolar se ha demostrado que
el liderazgo es un factor clave para lograr precisamente esta eficiencia en
calidad educativa.
Es por eso que:
“… la importancia del liderazgo en la
dirección es uno de los mensajes más claros que nos ofrece la investigación sobre efectividad escolar. Señala el hecho de que no ha surgido evidencia de escuelas efectivas con liderazgo
débil.”
El simple hecho de reconocer el
prestigio de una institución, nos da por entendido que detrás de esa buena
calidad existe el trabajo y la organización de un gran líder. Y es que una
escuela, sea de nivel preescolar, primaria, secundaria, bachiller o de
cualquier otro nivel, necesita el buen manejo de actividades de un valioso
director, que sepa que el trabajo que realiza se ve reflejado en sus alumnos. Que
mejor satisfacción para un buen líder que ver su institución ascendiendo cada
vez más y siendo reconocida por la sociedad como una de las mejores, si no es
que la mejor. Es por eso que el
liderazgo es completamente necesario para iniciar y mantener el mejoramiento de
la escuela.
Un buen líder, sabrá cómo organizar las actividades de su equipo de
trabajo para hacer así más sencilla la tarea de lograr llegar a la tan anhelada
calidad.
Para reafirmar lo dicho se
puede agregar que:
“..El objetivo de cada equipo de mejora, es diseñar, hacer seguimiento y mejorar los procesos críticos que añaden valor a la organización y que permiten conseguir resultados de calidad.El líder afronta el cambio, para lo cual transmite con emoción una visión de futuro, crea estrategias, fomenta el compromiso de los miembros del equipo y estimula frente a los obstáculos” (Álvarez, 1998)
El propósito de formar equipos entre los docentes del plantel y el líder
es facilitar y lograr un buen desempeño de trabajo, es por eso, que ellos se
dan a la tarea de diseñar sus propias estrategias para no hacer de su trabajo
una rutina cansada.
Al organizar el trabajo, el líder debe
tomar en cuenta que obviamente las estrategias son la mejor ruta para realizar
una labor efectiva.
Las estrategias son el punto clave
para llevar a cabo un buen liderazgo.
De una u otra forma el líder asigna
proyectos a sus colaboradores. Los proyectos son una forma de estrategia de
mejoramiento. Si entre los colaboradores existiesen pequeños equipos que se
encargaran de realizar una tarea diferente, el avance se vería en un plazo de
tiempo más corto.
“La estrategia de compromiso rechaza el control burocrático como un modo de mejora escolar y, en su lugar, aboga por desarrollar planes de trabajo innovador que apoyen la toma de decisiones del profesorado y el incremento de compromiso en las tareas de la enseñanza. El supuesto de este enfoque es que las prácticas de gestión colaborativas y participativas desatarán la energía y los conocimientos de los profesores comprometidos y, por tanto, traerán consigo una mejora en el aprendizaje del alumno”. (Bolívar, 1995)
El idear estrategias como éstas hará aún más sencillo el camino hacia la
calidad. Un líder con estrategias es un líder con soluciones, y un líder con
colaboradores que ayudan a crear estrategias es un líder que tiene todo el
camino libre sólo para ir progresando.
Para diseñar éstas estrategias, hay
que tener bien claro cuáles propósitos querrán que éstas cumplan; hablar de
estrategias no sólo es idearlas y llevarlas a cabo, sino obtener de ellas el
mejor beneficio sabiendo cómo trabajarlas.
Quizá no sea fácil ser la persona en
quién recae la mayor responsabilidad del mejoramiento de la escuela, pero
sabemos que los directores efectivos se exponen como personas que tienen una
clara visión de hasta dónde puede llegar a estar la institución que dirigen.
(“Liderazgo educativo y restructuración
escolar”; Antonio Bolívar, 1995, p:7)
“No podemos olvidar que los centros están inmersos en una determinada cultura y, al mismo tiempo, crean una cultura propia, conformada por normas, creencias, valores y mitos que defienden y que utilizan para regular el comportamiento de sus miembros (Díaz, 2000).”
En este contexto, la situación del director, lo convierte en el centro
de todas las miradas, siendo ese el motivo por el que se le suele identificar
con el líder (o al menos se espera de él que lo sea). Es por eso que cualquier acción que el
director emprenda, será reconocida como buena o mala, no sólo por autoridades
máximas, sino por la sociedad.
Al aceptar el papel de director se hace acreedor instantáneamente del
papel de líder, que con inteligencia sabrá aprovechar. Estando al frente de una
institución, se pone al frente de la comunidad que lo rodea.
La importancia del papel de liderazgo en un director(a) más que en los
otros miembros del cuerpo académico, pude ser sensible al contexto, en
particular a patrones de organización escolar. Hablar de liderazgo parece
sencillo, pero es un conjunto de relaciones, sistemas y procesos que pocas
personas ejercen de manera individual.
La principal preocupación del líder no
es resolver él mismo los problemas, sino la manera en que los resolverán.
“Nadie duda de la importancia del liderazgo para tres situaciones:Para facilitar el cambio y la innovaciónPara proporcionar una visión de la organizaciónPara animar sus primeros pasos” (Bolívar, 1997.)
Al líder de las nuevas organizaciones
no le queda más remedio que asumir el papel de facilitador que ayuda, con su
visión y su misión compartida, a conseguir que el trabajo salga adelante con
niveles de calidad verdaderamente competitivos
El liderazgo en el futuro será una
función no permanente que surgirá de forma muy compartida con todos los actores
de la institución.
Esp. Liliana Figueroa
Doctorante de la UFT, Lara Venezuela.
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